Una vez más el F.C. Barcelona volvió a demostrar su condición de mejor equipo del mundo. Esta vez, levantó un 0-1 en contra encajado a los 22 segundos de encuentro debido a un fallo de su guardameta Víctor Valdés. Con todo en contra: La liga prácticamente perdida (9 virtuales puntos de diferencia), el resultado en contra y 89 minutos de juego por disputar en el Bernabeu y ante un Madrid crecido por el gol, el equipo de Pep supo reaccionar como solo los grandes lo saben hacer: con personalidad y un exquisito futbol. El resultado final 1-3 se quedo corto para lo que pudo ser una nueva goleada en feudo madridista. A pesar del marcador, esta derrota supone un buen palo para un madridismo que se vuelve a dar una y otra vez contra el mismo muro: “El Barsa de Pep”.
Con sensaciones bien distintas se llegaba a la cita del pasado sábado. Con un calendario caprichoso que llamaba al “fin de ciclo” (por primera vez en años se jugaba la ida en el estadio Santiago Bernabeu), con unas tendencias muy diferentes: el Madrid estaba invicto en el Bernabeu y el Barcelona no acababa de cuajar fuera de casa, y con un colchón de 6 virtuales puntos de diferencia, el clásico se presentaba como una final (al menos para los de Pep Guardiola). Para más inri, el Barcelona encajaba un gol (1-0 de Benzema) a los 22 segundos (el gol más rápido de la historia de los clásicos). Por delante, 89 minutos de futbol, un marcador en contra, un equipo local crecido, una losa de 9 virtuales puntos y un error defensivo.
Con todo esto, el Barcelona no renunció a su futbol, siguió intentando construir desde atrás, seguía cediendo el balón a su portero, quien en un ejercicio de personalidad, siguió jugando con los pies. Tras 30 minutos de imprecisiones, y donde el Madrid, en vez de aprovechar esa ventaja en el marcador e intentar tener el balón, se fue como loco a por el segundo, tal vez, por querer matar el encuentro debido quizás a los precedentes.
Un Madrid con mucha intensidad intentó matar el encuentro, y tuvo la oportunidad en las botas de su estrella Cristiano Ronaldo, quien erró una de las más claras a la vez que escasas ocasiones del Madrid en todo el encuentro.
El Madrid presionaba al Barcelona, quien sufría en exceso en la salida del balón. Y entonces, cuando el partido necesitaba de alguien que se echara el equipo a cuestas, apareció Lionel Messi para empezar a hilvanar el juego culé. Messi se vino al centro, empezó a recibir balones y a gambetear como el solo sabe. 1,2,3… jugadores por jugada, y asistencia al compañero.
Con esas intervenciones el argentino empezaba a desgastar el juego del Madrid. En 30 minutos consiguió cargar de tarjetas a los jugadores defensivos del Madrid, y además asistir a Alexis en el primer tanto culé. Antes ya había tenido el 1-1 en sus botas, si no llegase a ser por una intervención made in Casillas.
A los 30 minutos el Barcelona empataba el encuentro (1-1 Alexis Sánchez), y el Madrid poco a poco iba perdiendo protagonismo en el juego. El Barcelona crecía por momentos, y se iba poco a poco asentando en el campo e imponiendo poco a poco su futbol.
Al descanso se llegó con 1-1 y la segunda parte era un completo enigma. Los primeros 45 minutos fueron de gran intensidad, y se esperaban otros 45 al mismo nivel.
Pero la segunda mitad no presentó el guión soñado. El Barcelona impuso su futbol desde el inicio, y el gol de Xavi (1-2 Xavi) tras tocar en Marcelo supuso el fin de un encuentro hasta entonces igualado al menos en el marcador.
El 1-2 cayó como una losa en Chamartín, dado que no solo culminaba la remontada culé, sino que lo hacía en una jugada desafortunada. Fue entonces, cuando los fantasmas volvieron a aparecer en el Bernabeu, y el Real Madrid tuvo un momento de bajón psicológico, que intentó solventar más con garra que con futbol.
El equipo de Mou se fue desesperadamente al ataque en busca del empate, y tuvo ocasiones para lograrlo. Quizás la más clara la volvió a tener Cristiano Ronaldo, quien cabeceó desviado un balón que venía centrado desde la banda.
La ansiedad del Real Madrid, la aprovechó el Barcelona para dominar el centro del campo. Una exhibición de Don Andrés Iniesta y el Señor Xavi Hernández propició el “rondo” que se pudo ver los últimos 25 minutos del encuentro.
La guinda del pastel la puso Cesc Fábregas (1-3 Fábregas), quien en su debut como culé en un clásico, marcaba el 1-3 para sentenciar el encuentro. La jugada la protagoniza de nuevo Messi, quien asiste a Alvés caído en banda, el brasileño apura línea de fondo y le pone el balón a Cesc, que entra desde atrás y le gana la partida a un Coentrao que nada puede hacer en la marca.
El 1-3 reflejaba la aplastante superioridad del Barcelona durante más de 60 minutos de partido. Con este marcador, se llegaba al final del encuentro, sin no antes haber tenido el Barcelona serias ocasiones para repetir la manita.
Con el 1-3 y el juego desplegado por los de Pep, se volvía a reafirmar un equipo hasta ahora cuestionado. El Barcelona volvía a salir victorioso y virtualmente líder del Bernabeu. El Madrid volvía a encontrarse con su tope futbolístico, y a sentirse de nuevo con dudas acerca de si es capaz o no de ganarle al Barcelona. Una nueva victoria del F.C. Barcelona al Real Madrid que hace reflexionar acerca de la victoria madridista en Copa, ¿Fue un accidente aislado o el Madrid está para competir con el Barcelona?, el tiempo y los números apuntan a mera catástrofe blaugrana.
CR7 SIGUE SIN BRILLAR EN LOS CLÁSICOS.
"Se busca chico desaparecido el sábado en el Bernabeu durante 90 minutos, responde al nombre de Cristiano Ronaldo, razón: 96 millones de euros".
Esta tuvo que ser la pancarta que se tuvo que ver el pasado sábado en el estadio Santiago Bernabeu tras la actuación de su estrella CR7 en el encuentro. Y es que Cristiano no aparece en los clásicos como se presupone que deben hacerlo los jugadores de su nivel. El luso no apareció en todo el encuentro, salvo para fallar dos ocasiones de gol clamorososas: el presunto 2-0 y el 2-2.
La estrella blanca solo aportó ganas y velocidad en su juego. Su aportación colectiva no existió y fruto de ella no llegó el 2-0, donde pudo asistir a Di María que se encontraba solo en el punto de penalti.
Quizás la obsesión por competir con Messi por el Balón de oro, y la autopresión que se mete el portugués en esta clase de encuentros merme su futbol, pero lo que está claro que el pasado sábado no brilló en el césped. Y si encima en el mismo terreno de juego está Lionel Messi, la imagen del portugués se devalúa más aún.
Ayer fue uno de esos encuentros que dan puntos para el balón de oro, y Ronaldo de nuevo no supo aprovecharlo.
MESSI QUE UN CLUB.
Si CR7 es un triatleta convertido en jugador de futbol, Lionel Messi no llegaría más que al nulo en un salto de longitud. El argentino es puro talento, un jugador único, de personalidad reservada fuera del terreno de juego, pero descarado a más no poder en el césped. Lo imposible lo hace posible, lo difícil lo hace fácil, y los encuentros los resuelve no solo con goles sino con detalles de calidad únicos. El sábado volvió a demostrar que no tiene rival, que es el mejor jugador del mundo: por calidad, por números, por personalidad y sobre todo por determinación.
Lionel Messi se volvió a echar al Barcelona a la espalda cuando más lo necesitaba el equipo. Sin hacer ruido, pidiendo el balón, y haciendo de la imprecisión del Barcelona un arma para su futbol. Se metió en el centro, gambeteó a más no poder, y puso la asistencia del empate. Además tuvo el 1-0 en sus botas y cargó de tarjetas al Madrid.
Un partido completo pese a no marcar un gol. No le hizo falta, dio el primero y participó en el tercero. Además dejó detalles de calidad únicos en un partido donde la intensidad no propiciaba gestos técnicos.
¿SE TUVO QUE EXPULSAR A MESSI?
Quizás el único error de Messi en el partido fue una entrada en el centro del campo donde no supo medir y que le pudo costar la segunda tarjeta. Rigurosa o no, pudo ver la segunda amarrilla, y gracias a la benigna interpretación de Fernández Borbalán, el argentino se quedó en el césped. Un detalle que pudo condicionar todo un encuentro, y que demuestra que el argentino es humano, y que a veces se equivoca. Por suerte para él, el error no pasó a mayores. Si no, Messi pudo haberse convertido en protagonista del clásico pero por otras circunstancias bien distintas.
MIENTRAS LOS PARTIDOS SE GANEN EN EL CENTRO DEL CAMPO, EL BARCELONA NO TIENE RIVAL: NUEVO REPASO TÁCTICO DE GUARDIOLA A MOU.
Los partidos se ganan en el centro del campo, y eso lo sabe muy bien Pep. Cada clásico Guardiola nos da una “master class” de táctica. El sábado, nos sorprendió de nuevo con la defensa de tres, y la incorporación del chileno Alexis Sánchez en el lugar de Villa.
El chileno aportó mucho al Barcelona, le dio velocidad y físico, además del 1-1 que nació de sus botas. Pep supo contemporizar el encuentro y en la segunda mitad ya con el 1-2 sacó a Keita para dar más frescura y presencia al centro del campo, lo que favoreció aun más la presencia de Iniesta en el encuentro. Tras la salida de Seidú, el Manchego se salió. Dio un recital de toque, de control y gestos técnicos impresionantes.
Además, Pep dio la titularidad a Cesc, quien parece haber formado una tremenda sociedad con Messi. Ambos se están hinchando a marcar goles desde que juegan juntos, uno de libre y el otro de enganche. El sábado le tocó el turno de nuevo a Cesc, quien firmó su debut soñado, marcando su primer tanto al Madrid con la camiseta culé, y además era la puntilla. ¿Qué más se puede pedir?.
Mourinho sin embargo, sacó de partida a Coentrao en la banda, quien con la presencia de Alexis Sánchez se vio por minutos desbordado. Además colocó a Lass en el centro y quitó a Kedhira. El Madrid ganó musculo en el centro, pero perdió futbol. Alonso pasó desapercibido, incluso se le vio perdido por minutos, tal vez, por la presencia del francés en la medular. Alonso y Lass no acaban de cuajar como pareja en el doble pivote, y eso lo aprovechó el Barcelona para imponerse en esa zona del campo, que es sin duda donde se ganan o se pierden los encuentros.
EL FACTOR SUERTE, ¿GUARDIOLA O MOU?.
Mourinho al terminar el encuentro esta vez no habló de los árbitros, nada más que para dejar caer sutilmente la acción de Messi. Pero si habló de suerte en el devenir del encuentro, volviendo a eludir su culpa en la derrota y no alabando el juego de su rival, quien fue mejor que su equipo durante al menos 60 minutos del encuentro.
El factor suerte es verdad que existió en el segundo tanto culé, pero salvo que el primer gol del Madrid sea catalogado como jugada de estrategia, el Madrid también tuvo suerte en el encuentro. Por lo que a suerte se refiere, el partido queda en empate.
Dejando atrás jugadas afortunadas, la única suerte la tuvo Mourinho de no encajar de nuevo una manita, puesto que el Barcelona tuvo ocasiones para hacer mella, y por suerte no se llegaron a materializar. Quizás Mourinho debería hacer algo de autocrítica y trabajar en lo que se ha fallado para en la vuelta no volver a cometer los mismos errores, pues con 1-0 a favor y un colchón de 9 virtuales puntos, no se puede tener tanta prisa en el juego, quizás debió esperar un poco al Barcelona, puesto eran ellos los que se jugaban mucho más en esos 89 minutos de juego.
A mi parecer, Mou y el Madrid le facilitaron las cosas al Barcelona con su ansiedad, prisa en el juego e imprecisiones fruto de esa inquietud, tal vez lógica por la necesidad y ganas que tiene el madridismo al barcelonismo.
MOU TUVO UN GESTO CON TITO VILANOVA.
Quizás el gesto de la noche lo propició el que casi siempre es noticia por justamente lo contrario. Mourinho al término del encuentro, se acercó al banquillo culé y saludó a Vilanova, en un gesto que transciende de lo futbolístico a lo humano y que cierra cualquier debate entre ambos, más allá de la rivalidad típica entre ambos clubes.
Un saludo pivotistas.
Fdo. Mateo García.
Twitter: @Mattgarco.
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