El día que toda la prensa estaba esperando con impaciencia ya ha llegado. Se acabó la liga y tras la locura de los clásicos, la selección ha vuelto a llamar a la puerta de los internacionales. La selección volvía a concentrarse en las Rozas de cara a iniciar su gira por América, que le reportará a la RFEF unos 2 millones de euros por amistoso. Es sin duda el precio a pagar por ser la selección campeona del mundo.
Pues bien, dado que el tema futbolístico es irrelevante, la noticia se centraba como no podía ser menos, en la expectación por ver el ambiente que se respiraba en la ciudad deportiva de Las Rozas tras los enfrentamientos personales acaecidos entre miembros de la selección española tras los clásicos del pasado mes de mayo.
Si volvemos la vista atrás, la herencia que dejó ese atracón de clásicos, a parte de una nefasta imagen futbolística y mediática por parte de ambos clubes, fue unas relaciones personales entre jugadores y compañeros de la selección, algo menos que tirantes.
Y la pregunta que se hacía todo el mundo, era si esas rencillas personales podía afectar a uno de los principales pilares de esta selección: el bloque. Si algo caracteriza a esta selección a parte de su altísima calidad, es su espíritu de equipo, el bloque es sin duda uno de los éxitos de esta selección. Por lo que el peligro de esta tirantez en ciertas relaciones personales podía llevar a un posicionamiento de ciertos jugadores que acabaría por fragmentar en dos la selección. Era un problema que estaba ahí, y que Del Bosque debía de solventar si no quería despedazar una unidad de vestuario claramente compactada.
DE BESOS Y ABRAZOS A SIMPLES SALUDOS FRIOS.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Pues bien, la imagen que ponía de manifiesto esa tirantez entre ciertos jugadores de la selección española se pudo ver en el tercer partido de los cuatro clásicos. Donde en los saludos protocolarios previos al encuentro, pudimos ver como compañeros de selección como Di Maria y Messi y Alvés y Marecelo, se saludaban cordial y cariñosamente, y sus gestos denostaban una correcta relación al margen del enfrentamiento futbolístico.
Sin embargo, los saludos entre jugadores como Pique, Ramos, Arbeloa, Pedro, Villa, Busquets y Casillas pasaban de lo que habían sido besos, abrazos en el primer encuentro, a palmaditas en el segundo y simples y fríos saludos en el tercero. Lo que ponía de manifiesto que el partido de Copa había marcado un punto de inflexión en la relación entre ciertos jugadores de la roja.
EL DESENCADENANTE DE LOS ENFRENTAMIENTOS: “EL PIQUE DE PIQUÉ”.
Quizás la llama la encendió Piqué en el primer encuentro, donde el central catalán según fuentes, tras acabar el primer partido de los cuatro (el de liga) se dirigió en el túnel de vestuario a ciertos jugadores del Madrid diciéndoles: “Ya os hemos ganado la liga, ahora os ganaremos la copa de vuestro Rey” palabras que no gustaron nada a sus compañeros de selección y rivales en competiciones de club. Estas declaraciones no hicieron más que echar más leña al fuego tras el gesto de la manita que protagonizó también Piqué en el partido de ida en el Camp Nou. Esto no solo encendió los ánimos en el vestuario blanco, sino que enfureció a la prensa de Madrid, quien quizás calentó en exceso el siguiente enfrentamiento.
Fruto de esa presión mediática y de los piques personales, el Madrid saltó al campo y jugó con agresividad y cierta dureza. Los jugadores del Barcelona a veces víctimas de dicha contundencia y otras veces actores de óscar, propiciaron que el ambiente se tensara más entre ciertos jugadores. Vimos imágenes como la de Arbeloa y Villa, Arbeloa con Pedro, Alonso y Busquets… que reflejaban un comportamiento algo más personal que meramente futbolístico.
El partido acabó, y ahora la llama se encendió en can barsa. Los jugadores blaugranas se apuntaron la lección, y salieron a jugar el tercer partido a sabiendas de que la dureza del Madrid solo podía ser contrarrestada con un poco de exageración. Acto que sacó de sus casillas a más de uno, y que se cobró como víctima a Pepe. Quizás el cuarto y definitivo partido transcurrió con un poco más de tranquilidad entre los jugadores, pero aun así no estuvo exento de polémica.
En definitiva, los cuatro clásicos dejaron deterioradas ciertas relaciones entre jugadores de selección. El bloque estaba al menos en alerta, y se esperaba la llegada de la selección para ver qué tal se desenvolvían los ánimos por las Rozas.
LOS JUGADORES ZANJARON LA POLÉMICA DE MANERA INTERNA, Y LUEGO HABLARON CON LA PRENSA.
Con un ejemplo de profesionalidad, y quizás con la calma y reflexión que da la lejanía en el tiempo, los jugadores de la selección demostraron de nuevo estar a la altura de lo que es a día de hoy la mejor selección del mundo. Dieron un ejemplo como profesionales, en este caso también fuera de los terrenos de juego.
Los jugadores se reunieron horas antes del entrenamiento para zanjar la polémica e intentar recuperar al menos en apariencia la unidad. Parece ser que se ha conseguido y que por ahora la situación está controlada. Sin más dilación, salieron al entrenamiento y pudimos ver un ambiente relajado y bromista. Piqué incluso se permitió el lujo de bromear sobre el tema.
Algunos jugadores de la roja se enfrentaron a los micrófonos y dejaron palabras como: “Tenemos que pensar en lo que hemos vivido juntos” (Ramos) “No hay que dar más vueltas, no hay ningún problema” (Villa), “Es una cosa que es más de la prensa, esta todo olvidado” (Capdevilla). Palabras todas estas, que sonaban más a justificación y paripé para calmar los ánimos de la prensa y eliminar las conjeturas acerca de una hipotética ruptura, que una realidad en sí misma.
A estas palabras se le unieron las de Andrés Iniesta en su entrevista en el diario as, quien con estas palabras se mantenía al margen de la polémica "Yo no he escupido, ni he pisado, ni di patadas a nadie".
¿SE HAN SOLVENTADO POR COMPLETO ESOS ENFRENTAMIENTOS?.
Las palabras de los jugadores y las imágenes vistas en la ciudad deportiva de Las Rozas, al menos muestran un intento de apaciguar los ánimos. Quizás también la tranquilidad que da estas alturas de la competición, donde todo está concluido y los jugadores afrontan esta gira como la antesala de sus vacaciones, hayan servido para calmar los ánimos.
Todo apunta a que las ganas por seguir en una selección única en la historia de España, y lo vivido por todos ellos durante todos estos años, haga que la relación se recupere al menos profesionalmente.
Lo que no podemos obviar es que las rencillas personales han existido y que en algunos jugadores aún existen. Y que o todo cambia, o habrá que estar pendiente a posibles futuros enfrentamientos y roces entre jugadores. Dado que la relación al menos entre algunos de ellos, está agrietada y puede llegar a romperse por completo.Por lo que por ahora, quedémonos con que el bloque parece estar más o menos a salvo, y que ahora toca centrarnos en demostrar al mundo porque somos los campeones de Europa y del mundo.
Por último, decir que lo que ha unido la selección, que no lo separe los clásicos.
Un saludo pivotistas.
Fdo. Mateo García.
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